
Poniéndonos en los zapatos de alguna de las más de 215 millones de personas en edad para votar, nos percatamos que no estamos ante una decisión simple, dejando a un lado a las personas con los colores de los partidos tatuados en su piel, nos enfocamos en los indecisos que realizan un proceso de decisión más complejo.
Este proceso puede ser explicado con cierta certeza a través del modelo de conducta Howard-Seth.
Partiendo de la premisa que tanto Obama como McCain son “productos” partidarios o ideológicos, entonces ambos pueden ser clasificados bajo la mezcla de mercadotecnia sin mayores complicaciones. Todo el proceso se limita a la proyección de sus virtudes, y a la influencia que ejercen diversos factores en los votantes.
En las variables de entrada ellos se enfrentan a un primer obstáculo, ya que deberán lograr que los estímulos simbólicos sean acordes con los significativos, es decir, deberán lograr que los estadounidenses los perciban de la forma en que ellos quieren ser percibidos. En esta primera parte entran los esfuerzos de mercadotecnia, la percepción que los “clientes” tienen de los candidatos, y especialmente los estímulos sociales (familia, amigos, compañeros, etc.), ya que fue una elección extremadamente comentada en todos los círculos sociales, además de la importancia que cobró el “de boca en boca” que ya se había mencionado previamente.
Las variables de salida, que son las respuestas observables del individuo ante los estímulos de entrada, se manifiestan expresamente en los votos individuales, es decir, después del proceso de la toma de decisiones, que explicaremos posteriormente, los votantes se ubican en las últimas cinco etapas del proceso:
1. Atención.- Las campañas estaban diseñadas para estar en boca de todo el mundo durante cada minuto del día, la primera variable se refiera a la cantidad de información a la que el cliente, después de estar expuesto, pudo captar su atención, es decir, cada mensaje de Obama en la tele, en el internet, cada mitin, conferencia o cualquier intento de comunicación que haya captado la atención del votante entra en esta primera variable.
2. Comprensión.- Siguiendo la estructura de un embudo, era evidente que no todos los esfuerzos de comunicación se iban a posicionar en la mente del público; la siguiente variable explica que después de la exposición y la atención, el cliente ejerce un proceso de análisis que desembocará en la comprensión del mensaje, todo lo que no sea comprendido, será desechado por carecer de relevancia.
3. Actitud.- La tercera variable de salida reconoce que, independientemente de la comprensión del mensaje, éste necesita ser procesado y evaluado, de tal forma que el cliente se forme un criterio sobre el producto, es decir, una actitud. Ejemplo de esto, fue la forma en que los distintos grupos reaccionaron ante las propuestas de campaña de cada candidato; en el caso especial de Barack Obama, su discurso de aumento de impuestos a la clase acomodada, pudo haber sido percibido de la misma forma por un ciudadano de clase media, así como por uno de la clase alta, sin embargo, la forma en la que ambos reaccionarán ante la propuesta será diferente. El embudo se hace más angosto en esta fase, ya que involucra un proceso complejo de toma de decisiones, en la que evaluamos que es mejor o no para nosotros.
4. Intención.- En esta variable intervienen los pronósticos de la empresa, es decir, puede traducirse en las encuestas que realizan las diversas agencias de estadística.
5. Comportamiento de compra.- la decisión final materializada en el voto del ciudadano; después del complejo proceso, finalmente se escoge una alternativa.
Sin embargo, el modelo de Howard Sheth es más complicado, ya que intervienen otras variables además de las de entrada de salida, que analizaremos a continuación.
Dentro del modelo encontramos constructos hipotéticos, variables indirectas que afectan la decisión final, esto le da más complejidad al modelo, ya que analizamos fuentes de influencia no están relacionadas con el esfuerzo de comunicación de los candidatos.
El proceso, aplicado al modelo Howard-Sheth, se entiende de la siguiente forma:
Después de recibir los estímulos de las variables de entrada, es decir la propaganda presidencial, éstos se someten a un sesgo perceptual, los anuncios pueden ser percibidos de una forma diferente a la intencionada por los comunicadores; en el caso de McCain, influirán las ideas que tenga la persona acerca del partido republicano, su motivo principal de decisión, su percepción de las capacidades del candidato y su propio juicio acerca de cómo debe comportarse un candidato en la carrera a la presidencia, es decir, se produce el sesgo perceptual por la influencia de las predisposiciones (en este caso sobre el partido republicano o el candidato en sí) que a su vez son afectadas por sus motivos (necesidades principales que se deben cubrir para al menos considerar darle el voto a alguien), mediadores de decisión (condiciones que el votante tiene por default) y su conjunto evocado (percepción que tiene el votante acerca del equipo de trabajo del candidato republicano, es decir, Sarah Palin, y las personas más cercanas a su campaña).
Esta información incidirá en aquellas variables que a su vez, repercutirán en su predisposición a comprar.
El voto recibe el influjo de las intenciones y de los factores ambientales incontrolables, en este caso, el más evidente es la crisis económica que atraviesa Estados Unidos, estos factores se llaman inhibidores y son parte del conjunto de influencias que afectan la decisión de voto.
En el caso de las elecciones electorales, la retroalimentación ocurre a largo plazo, en la medida que el presidente electo obtenga resultados podrá saber si sus necesidades fueron cubiertas o no, esto influirá en su predisposición a la “marca”, en este caso el partido republicano, para posteriormente efectuar el mismo proceso de decisión.
En el proceso se involucran constructos perceptuales relacionados con el proceso de información y constructos de aprendizaje que se refieren a la formación de conceptos por el sujeto y estos son