
Por:
Miguel González
Miguel González
Para mi hermanita que tanto quiero.
Uno de los aspectos organizacionales más importantes y que tomamos a veces muy a la ligera es la imagen corporativa.
Aquella primera impresión es igual de importante tanto para quienes nos presentamos en una entrevista de trabajo, como la empresa misma que ofrece el trabajo o servicio. A través de ella, y de ese sentimiento de atracción o repulsión subconsciente que dura apenas unos instantes, se pueden facilitar o perjudicar el acercamiento inicial entre ambas partes interesadas.
Es cuestión de presentación, congruencia, seguridad, y a veces hasta un poco de arrogancia (tantito no más).
Expliquemos; la razón por la que decidí acercarme a Adriana o a Valentina en un principio, fue por la misma razón por la que desvío mi mirada cada vez que estoy frente al museo de Historia Natural en Paseo Montejo. Me parecieron muy guapas y eso motivó mi decisión de iniciar una plática con ellas.
A través de trabajo arduo (entiéndase una sana alimentación y/o ejercicio necesario no excesivo) y unos genes privilegiados, no solo atrajeron mi mirada, sino, sin miedo a equivocarme, la mirada de cien malandros más de la facultad.
Está de más decir que la belleza física no lo es todo, ni lo más importante, pero si es un gatillo para iniciar cualquier tipo de relación (amistosa, amorosa o empresarial indistintamente). Que si después de la primera plática se cimentó una amistad por demás reconfortante, es otra historia.
Lo mismo es con las empresas; si al entrar a una oficina, que más que oficina parece hospicio de esos del IMSS, más de uno terminará por buscar otra compañía que satisfaga esa necesidad de seguridad que reflejan las empresas con una imagen corporativa atractiva (que va desde la presentación del local, de los empleados, hasta el logo, la tipografía utilizada, etc.)
Hay que saber ser congruentes, y saber escoger un diseño ad hoc los objetivos de la empresa.
Cabe aclarar que si todo esto no está sustentado en una cultura organizacional de mejora continua y calidad total, puede salir contraproducente debido a la mala reputación que se genera.
Obviamente si Adriana me hubiese mandado por un tubo desde el principio, no importaría que tan bella pueda ser, me hubiese dado la vuelta sin reparo.
Cheers.
Uno de los aspectos organizacionales más importantes y que tomamos a veces muy a la ligera es la imagen corporativa.
Aquella primera impresión es igual de importante tanto para quienes nos presentamos en una entrevista de trabajo, como la empresa misma que ofrece el trabajo o servicio. A través de ella, y de ese sentimiento de atracción o repulsión subconsciente que dura apenas unos instantes, se pueden facilitar o perjudicar el acercamiento inicial entre ambas partes interesadas.
Es cuestión de presentación, congruencia, seguridad, y a veces hasta un poco de arrogancia (tantito no más).
Expliquemos; la razón por la que decidí acercarme a Adriana o a Valentina en un principio, fue por la misma razón por la que desvío mi mirada cada vez que estoy frente al museo de Historia Natural en Paseo Montejo. Me parecieron muy guapas y eso motivó mi decisión de iniciar una plática con ellas.
A través de trabajo arduo (entiéndase una sana alimentación y/o ejercicio necesario no excesivo) y unos genes privilegiados, no solo atrajeron mi mirada, sino, sin miedo a equivocarme, la mirada de cien malandros más de la facultad.
Está de más decir que la belleza física no lo es todo, ni lo más importante, pero si es un gatillo para iniciar cualquier tipo de relación (amistosa, amorosa o empresarial indistintamente). Que si después de la primera plática se cimentó una amistad por demás reconfortante, es otra historia.
Lo mismo es con las empresas; si al entrar a una oficina, que más que oficina parece hospicio de esos del IMSS, más de uno terminará por buscar otra compañía que satisfaga esa necesidad de seguridad que reflejan las empresas con una imagen corporativa atractiva (que va desde la presentación del local, de los empleados, hasta el logo, la tipografía utilizada, etc.)
Hay que saber ser congruentes, y saber escoger un diseño ad hoc los objetivos de la empresa.
Cabe aclarar que si todo esto no está sustentado en una cultura organizacional de mejora continua y calidad total, puede salir contraproducente debido a la mala reputación que se genera.
Obviamente si Adriana me hubiese mandado por un tubo desde el principio, no importaría que tan bella pueda ser, me hubiese dado la vuelta sin reparo.
Cheers.
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