
POR:
MIGUEL GONZÁLEZ
Al hablar con la estimada Sabrina acerca del deseo compartido de triunfar y poder ser agentes de un verdadero cambio positivo en la sociedad, nos pudimos dar cuenta que este sentimiento poco a poco se propaga en una considerable parte de la población estudiantil de mi facultad.
Y es que además de estar al tanto de las semifinales de la champions, o de las amiguis de Ronaldo, realmente compartimos (hablando por mí, Sabrina y una veintena de compañeros), una preocupación por trascender de forma positiva en nuestro entorno.
De ahí surge la comparación con personajes de la mitología griega que describen gran parte de este sentimiento de solidaridad.
El primero de ellos es Prometeo. Para aquellos que no están familiarizados con su historia, Prometeo era un titán de los tiempos de Zeus y demás compinches, que al tener acceso a ellos, siempre encontraba formas para ayudar a los humanos, siendo el robo del secreto del fuego a los dioses su más recordada y celebre historia.
Ustedes imaginarán el impacto de la traición de Prometo hacia los dioses más malotes del Olimpo, casi casi como si Georgina dijera que, en efecto, Pemex ya tiene un PriceTag, o como que Andrej revelara que Ortega es el legítimo ganador de la contienda perredista. Así de grueso.
Pero en fin, debido al atraco sufrido, y como Zeus y sus camaradas eran bastante vengativos, encadenaron al pobre Prometeo en el Cáucaso, donde todas las noches bajaba un águila y le devoraba el hígado, que por los días se regeneraba.
El valor de esta historia recae en el amor de Prometeo hacia el género humano, ya que éste, a pesar de estar consciente de las consecuencias que traería su desobediencia, está dispuesto a aceptarlas en busca de un bien más grande. La raza humana. Es el más claro ejemplo de la subyugación del hombre ante la sociedad, (muy al estilo del Japón).
Y es que sin llegar a los extremos de los griegos pachecos, (ciertamente no estoy dispuesto a dejarme mutilar por un ave de rapiña) concordamos que al buscar un beneficio mayor a nosotros mismos, qué más da “sacrificarse” en el camino (entendiendo esto como reducir ganancias o dedicar gran parte de mi tiempo a fortalecer regiones donde habita el olvido).Pero bueno, yo hablo por mí, Sabrina y unas cuantas personas que tengo la fortuna de conocer, reitero.
Y es que además de estar al tanto de las semifinales de la champions, o de las amiguis de Ronaldo, realmente compartimos (hablando por mí, Sabrina y una veintena de compañeros), una preocupación por trascender de forma positiva en nuestro entorno.
De ahí surge la comparación con personajes de la mitología griega que describen gran parte de este sentimiento de solidaridad.
El primero de ellos es Prometeo. Para aquellos que no están familiarizados con su historia, Prometeo era un titán de los tiempos de Zeus y demás compinches, que al tener acceso a ellos, siempre encontraba formas para ayudar a los humanos, siendo el robo del secreto del fuego a los dioses su más recordada y celebre historia.
Ustedes imaginarán el impacto de la traición de Prometo hacia los dioses más malotes del Olimpo, casi casi como si Georgina dijera que, en efecto, Pemex ya tiene un PriceTag, o como que Andrej revelara que Ortega es el legítimo ganador de la contienda perredista. Así de grueso.
Pero en fin, debido al atraco sufrido, y como Zeus y sus camaradas eran bastante vengativos, encadenaron al pobre Prometeo en el Cáucaso, donde todas las noches bajaba un águila y le devoraba el hígado, que por los días se regeneraba.
El valor de esta historia recae en el amor de Prometeo hacia el género humano, ya que éste, a pesar de estar consciente de las consecuencias que traería su desobediencia, está dispuesto a aceptarlas en busca de un bien más grande. La raza humana. Es el más claro ejemplo de la subyugación del hombre ante la sociedad, (muy al estilo del Japón).
Y es que sin llegar a los extremos de los griegos pachecos, (ciertamente no estoy dispuesto a dejarme mutilar por un ave de rapiña) concordamos que al buscar un beneficio mayor a nosotros mismos, qué más da “sacrificarse” en el camino (entendiendo esto como reducir ganancias o dedicar gran parte de mi tiempo a fortalecer regiones donde habita el olvido).Pero bueno, yo hablo por mí, Sabrina y unas cuantas personas que tengo la fortuna de conocer, reitero.
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