miércoles, 28 de enero de 2009

Dividendos Filantrópicos

Por Miguel González:


Una de las crecientes exigencias del mercado moderno es que las empresas porten el título de socialmente responsable.
Día con día grandes corporativos deciden invertir gran parte de su presupuesto en estas campañas de publicidad demandadas por una sociedad que se enfrenta los estragos de una falta de planeación y desarrollo sustentable global.
Pongámoslo de la siguiente forma; una vez que hemos enamorado a Rosita, el siguiente paso, es enamorar a sus padres (entiéndase la sociedad en general). En fin, puede ser que Rosita me quiera a pesar de ser un escritor greñudo al que le importa más el Cruz Azul en la liguilla que ir de paseo el 14 de febrero, sin embargo, no importa que tanto podamos satisfacer sus necesidades, si estamos peleados con los suegros, siempre tendremos esa espinita en el zapato, por lo que es mejor tratar de llevar la fiesta en paz; no, no estoy diciendo cortarse la greña, sino simplemente peinársela y no insultar a la televisión cada vez que Yosgarth no recorre bien la portería.
De la misma forma, los grandes corporativos necesitan estar en bien parados ante la opinión pública, de lo contrario pueden ver afectadas sus ventas (recordemos que los gustos del mercado son volátiles y aquel que pueda entregar un paquete íntegro de beneficios será el que obtenga mejor respuesta del público).
No me gustaría caer en una concepción maquiavélica invertida de esta estrategia, pero vale la pena saber que no se trata de un acto altruista, sino de un ardid publicitario demandado por la necesidad de dar a conocer que están poniendo su granito de arena.
Un debate interminable acerca de si es bueno o malo puede desarrollarse a partir de esta afirmación. Que si es para reducir impuestos (que en parte lo es), que en verdad ayuda a la gente (que en parte también cumple), que si los recursos se desvían (sería ingenuo no pensar en ello).
La estrategia por tanto, no es buena ni mala, simplemente es. Pero yo estoy satisfecho que se recurra a este tipo de mercadeo en lugar de invertir en tantos anuncios visuales comunes y corrientes.
Al fin y al cabo, manteniendo un producto de excelente calidad a un precio accesible, podemos generar lealtad, pero si además endulzamos el paquete con un poco de causas en pos del bienestar social, estaremos mejor parados que aquellos que no lo hagan.
Rosita entonces permanecerá a mi lado siempre y cuando yo le entregue lo que ella quiera; y si además los suegros me hacen publicidad con ella debido a mi apariencia no zarrapastrosa, creo que tengo cierta ventaja.